¡Gran poder de dios! ¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Y las hacen periodistas! Por eso se entiende que la información que sacamos a los funcionarios o a cualquier entrevistado, en general, sea pobre. Es que no se les pregunta, y francamente yo no tendría paciencia para jugar a las entrevistas y me abstendría de responder a quienes me preguntaran sin preguntar.
Los periodistas, que vivimos del lenguaje, somos de lo peor para usarlo. Más que usarlo lo maltratamos. Y maltratamos a la gente, a la pobre gente que tiene que soplarse nuestras entrevistas o notas en televisión, en radio, en papel o en internet. ¿Cuántas veces no hemos escuchado a un periodista -¿periodista?- de televisión referirse con una ridícula jerga a los más diversos asuntos del país? "El accidente de tránsito se produjo en lo que es la Avenida Juan Pablo II..." ¡"Lo que es la Avenida Juan Pablo II..."!
A eso (aquí está bien usado) agreguémosle otro recurso estilístico muy socorrido: "A eso de las 7 de la noche..." ¡"A eso de"! Y ya que estamos enumerando añadamos otros y pongámoslos a competir por su nivel de ridiculez e inutilidad: "Los asaltantes se bajaron a la altura del kilómetro 23..." ¡"A la altura del kilómetro 23"! Si iban escalando, baste recordar que el Everest tiene menos de 9 kilómetros, lo que hace imposible la altura del kilómetro 23. Y para hastiarnos rápido recordemos las jergas policiales y escribamos "el sujeto", las de los politiqueros ("la problemática"), las de los abogados y jueces y fiscales ("le decretaron detención provisional con instrucción formal"), las de los amantes de la ignorancia supina ("llevaba un revólver calibre 38 milímetros no registrado"... ¡38 milímetros! Eso dispararía balas del diámetro de un guineo grande)...
Una vez recibí -tristemente tengo que admitirlo- una lección de un político. Estaba en el edificio de Fusades y me encontré con Fabio Castillo, entonces coordinador del FMLN. "¿Y usted quién es?", me preguntó, a quemarropa. "Trabajo en La Prensa Gráfica", le respondí, porque no me sentí obligado a decirle mi nombre. El hombrecito enjuto del cigarrillo perenne me restregó en la cara mi error: "No le pregunté dónde trabaja, sino quién es". En efecto, estamos acostumbrados a expresarnos mal y pensamos que la gente no lo nota. La gente lo tolera. Pero además, se nos olvida que los periodistas deberíamos tener siempre presente que un suplemento de nuestro trabajo debería ser, en la medida de las posibilidades de cada quién, la pretensión de enseñar, la aspiración de educar aunque sea un poquito cada día, de hacer mejores audiencias y lectores.
Así que, señor presidente, no se dé por aludido cuando alguien le pregunte: "Señor presidente: saber su opinión sobre la opinión del presidente de Estados Unidos sobre la opinión del presidente de Venezuela sobre la opinión de las agencias de inteligencia estadounidenses sobre la posibilidad de que el presidente de Venezuela pueda financiar o no la campaña del FMLN"
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11 comentarios:
Estimado y querido, Shonenmberg. Te escribo este comentario al darme cuenta que tenía demasiado tiempo sin leer nada tuyo. Parece que ese arte de tener la ponzoña muy cerca de la punta de lapicero sigue siendo uno de tus preferidos. Espero que no te gane la haraganería, esa difícil disciplina de darle seguimiento a un blog. Un abrazo fuerte y suerte con tu próxima incorporación a El Faro.
Ricardo Valencia
Hola, Stonenberg. Acaban de pasarme la direcci�n de tu blog, y me uno, aunque no s� bien si a eso es que invit�s, a la idea de que hablemos sobre periodismo. Creo que en el pa�s hay una forma que nunca se ocupa para discutir acerca del oficio: la mejor, la m�s clara, la que rapidito se convierte en un cheque de indemnizaci�n por despido. Esa en la que se dicen nombres y apellidos. �Te late?
Ya veo que estás queriendo hacer amigos estos días de pasividad. Una pregunta. Con 44 años a tus espaldas, ?no sabes aún que los periodistas salvadoreños no sabemos (espero tener DUI en menos de un año) aceptar las críticas? Da igual que sean constructivas o no, estoy seguro de que casi todos que hemos leído tu post estaremos pensando en otros colegas para poner rostro a los errores que señalas. ?Me equivoco?
Un fraternal y sincero abrazo.
Roberto
En esta entrada has presentado -con un estilo bastante mordaz y agudo- varias de las expresiones que nos toca tragarnos en las coberturas diarias, y que a muchos nos hacen sufrir de pena ajena.
Me parece excelente que tengás el valor de hacer esta crítica, que puede resultar constructiva para quien tenga la intención de dejar atrás estos vicios y muletillas.
Me acuerdo mucho de mi maestra de tercer grado, que era una enemiga declarada de lo que ella llamaba "la pobreza del lenguaje".
Me encanta que te unás a la lucha contra este tipo de pobreza...
Muchos saludos!
Qué alegría encontrarnos por acá!
Qué felicidad ser vecinos, verdad?
Un abrazo para esta semana, y que alcance!
Bueno, pero los blogs son para actualizarlos,querido Vene. O qué? Yo soy la única sin oficio -o bien ególatra- que lo hace?
Queridísimo, y sí, hay pobreza, y lo sabré yo que estos no pueden usar otra muletilla que no sea que "les dispararon sin mediar palabra", qué? uno conversa y se echa un par antes? Hay pobreza, y es triste que, por ejemplo, la sección de Cultura sea un cartelucho mal hecho y ni siquiera se esfuercen en que no se note que ese día tenían una "megaweba" de entrevistar. Soy lectora voraz, así que por favor, ahí está el diccionario y el de sinónimos. Y alguien por favor ayúdeme: que dejen de decir "impasse" las ecónomas! Gracias a vos por estar ahí echando veneno. Porque eso sí, amo el lenguaje. Y actualicemos, veá.
Uy Saúl, y para cuándo vamos a tener el honor de leer otra entrada? Mire que nos vamos a aburrir de estar revisar y revisar todos los días y que usted no ponga nada nuevo... por favor, alimentemos a la audiencia, jejejeje.
Me sueana muy parecido a aquella madera: "Muertos se adelantan a vacación"...
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